viernes, 14 de enero de 2011

Las etiquetas RFID

RFID (siglas de Radio Frequency IDentification, en español identificación por radiofrecuencia) es un sistema de almacenamiento y recuperación de datos remoto que usa dispositivos denominados etiquetas, tarjetas, transpondedores o tags RFID. El propósito fundamental de la tecnología RFID es transmitir la identidad de un objeto (similar a un número de serie único) mediante ondas de radio. Las tecnologías RFID se agrupan dentro de las denominadas Auto ID (automatic identification, o identificación automática).


Las etiquetas RFID son unos dispositivos pequeños, similares a una pegatina, que pueden ser adheridas o incorporadas a un producto, un animal o una persona. Contienen antenas para permitirles recibir y responder a peticiones por radiofrecuencia desde un emisor-receptor RFID. Las etiquetas pasivas no necesitan alimentación eléctrica interna, mientras que las activas sí lo requieren. Una de las ventajas del uso de radiofrecuencia (en lugar, por ejemplo, de infrarrojos) es que no se requiere visión directa entre emisor y receptor.


La tecnología RFID va dirigida principalmente al sector logístico y al sector de la defensa y seguridad, pero sus beneficios son aplicables a otros ámbitos ya que dispone de múltiples ventajas. Entre otras, podemos citar que permite el almacenamiento de un gran volumen de datos mediante un mecanismo de diminutas dimensiones, automatiza los procesos para mantener la trazabilidad y permite incluir una mayor información a la etiqueta reduciendo así los errores humanos, evita su visibilidad en caso de intento de robo y permite mayor facilidad de retirada de un determinado producto del mercado en caso de que se manifieste un peligro para la seguridad.


Tanto porque se trata de una tecnología cada vez más barata, como porque los dispositivos, o etiquetas cada vez son más pequeños, comienza a ser habitual su uso en: el etiquetado de prendas de ropa y calzado –para prevenir hurtos y controlar stock–; en tarjetas de transporte; en pasaportes; sistemas para la identificación de mascotas; como sistema de control de mercancías; pago automático en supermercados o en peajes, controles de acceso a eventos deportivos o a zonas residenciales; así como en ámbitos como el sanitario, para seguimiento de pacientes o el control de medicamentos y muestras.


En un reciente estudio de INTECO se recogían estas recomendaciones:

  • Inutilización, desactivación o destrucción de las etiquetas una vez se haya cumplido su misión.
  • Notificar el uso de RFID.
  • No almacenar en los tags RFID información personal.
  • Dar a conocer a los usuarios cuándo, dónde y por qué se va a leer una etiqueta.
  • Utilización de etiquetas Watchdog: (en inglés “perro guardián”). Estas etiquetas informan de intentos de lectura y escritura que se hagan en su área de actuación.
  • Ofrecer al usuario facilidades para la retirada, destrucción o desactivación de los dispositivos asociados a productos cuando va a abandonar las instalaciones.
  • Cifrado: Impidiendo que las partes no autorizadas puedan entender la información enviada utilizando técnicas de cifrado de la información.
  • Autenticación: Evitando así la falsificación de lectores o etiquetas, debiendo introducirse una clave secreta para validar la comunicación lector-etiqueta.

La aplicación de esta novedosa tecnología en los procesos operativos de empresas, por ejemplo del sector textil, permite lecturas más rápidas y precisas de prendas y artículos textiles, además de obtener un control permanente de la mercancía y una reducción de la intervención humana, disminuyendo con ello posibilidad de error.






Fuente: comercialista.es

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